(..) Cuando naces no sabes cuál es tu vagón, viajas cómodo en el que sea. Pero esa sensación dura poco. En cuanto pasan los años te das cuenta de que te tocó el peor billete y tu único consuelo es pensar que nunca probaste las comodidades de primera clase, así que no las echarás de menos.
Me duermo. Despertaré en breve, cuando lleguemos a París sin luz para mi.
Carlos del Amor: Emocionarte. La doble vida de los cuadros. Espasa, 2020
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